Este 21 de julio ha sido inaugurada en Ciudad de México la 52 Conferencia de la International Association for Media and Communication Research (IACMR). Bajo el título genérico de “Derechos humanos y comunicación”, del 21 al 24 de julio tendrán lugar en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco de la UNAM 4 sesiones plenarias en las que participarán destacados investigadores en Comunicación y 194 sesiones de trabajo en las que serán presentadas 780 ponencias elaboradas por cerca de 1.000 investigadores provenientes de 70 países.
Resulta de gran pertinencia la celebración de un congreso acerca de los derechos humanos y la comunicación en un país como México, en el que el 47% de la población no accede a unos estándares mínimos en cuanto a los derechos de subsistencia. En franca y diáfana relación con el débil establecimiento y el poco respeto a los derechos humanos en el país azteca se halla el hecho de que tan sólo el 18% de las instituciones educativas de primaria y secundaria poseen acceso a Internet de banda ancha. Además, como se señaló de modo reiterado en la sesión inaugural, México carece de una televisión abierta pública de ninguna índole. En este sentido, se lanzó la idea de elaborar una Declaración conjunta de los participantes en el Congreso para pedirle al gobierno mexicano que permita al fin la creación de una televisión pública y ciudadana.
Tal y como indicó Daniel Cazés, exdirector del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, la celebración de la 52 Conferencia de la IAMCR/AIECS/AIERI en México D.F. está impregnada de un gran simbolismo. En la cultura azteca el número 52 significaba el final de un ciclo dentro de la rueda calendárica, simbolizaba un final precedente siempre de un nuevo y prometedor inicio.
La propia ubicación de la reunión en Tlatelolco también se encuentra en consonancia con el espíritu del Congreso. No en vano, el 2 de octubre de 1968 tuvo lugar en la Plaza de las Tres Culturas –lindante con el Centro Cultural de Tlatelolco- la masacre de una masa de jóvenes que luchaban por la implantación de los Derechos Humanos en México. Tras los luctuosos hechos fueron creadas la Comisión Nacional, las diversas Comisiones Estatatales y la de México D.F. en aras de conseguir el reconocimiento de los Derechos Humanos en el país.