Inmersión conectiva periodística
La frontera que separa a los viejos periodistas de los nuevos periodistas de la era de Internet la marca el año de nacimiento. Y esa fecha en el calendario corresponde con el mes de mayo de 1974, cuando Vint Cerf y Bob Kahn bautizaron en un artículo científico a la red Internet como tal. Atrás quedaba la fase de Arpanet y por delante estaba el camino de construcción de la telaraña mundial. Aquellos periodistas que nacieron coincidiendo con el bautizo de Internet, en el año 1989, cuando apareció la World Wide Web, tenían quince años. Su sombra les acompañó hasta la actualidad, cuando la red de redes ya ha entrado en la cuarentena. ¿Y qué marca hoy su destino? La conectividad, pero la conectividad no solo tecnológica, sino también la conectividad social, lo que significa su capacidad para el análisis y la conexión entre fenómenos sociales. El periodista actual tiene que estar conectado y establecer conexiones, es decir, ser conectivo. El dispositivo móvil no es suficiente para hacer periodismo. El desafío para los nuevos periodistas –y no digamos para los viejos- es la inmersión conectiva de calidad y para la excelencia.