The Order 1886 o el precio del tiempo de ocio
Gracias a una conjunción de factores, los fabricantes de consolas consiguieron mantener en unos niveles elevadísimos el precio de los videojuegos, convirtiéndolos sin duda en el producto cultural más caro que se podía adquirir en nuestro país (salvando los conciertos barceloneses de U2). Pero el esperado lanzamiento de The Order 1886 ha generado dos tipos de críticas muy interesantes desde el punto de vista del consumo cultural. En primer lugar, al juego se le achaca brevedad. Aunque muchas veces no se haya formulado así, cuando compras un videojuego compras, en realidad, un paquete de horas de entretenimiento. Esas horas tienen un coste de producción y un coste de adquisición. Cuando un juego es más breve, el juego se vuelve mucho más caro. El cliente aún quiere más horas de consumo que una buena historia breve. Lo bueno, si breve, malo.
Otro factor interesante de críticas es la batalla en dos nuevas generaciones de prescriptores: el «tradicional» crítico de videojuegos, forjado en los blogs y en los foros de comunidad, y los nuevos youtubers que están siendo potenciados estratégicamente por Google, sin ningún tipo de rubor. La batalla es, por supuesto, por quién está antes o despues en la agenda del fabricante. En esa batalla los medios tradicionales parecen ya ni estar. Ni se le esperan.
Como viene siendo habitual, el descalabro ha venido precedido de la polémica, en este caso (otra vez) la dudosa distribución de las copias de prensa, priorizando Let’s Plays youtuberos muy precoces frente a la crítica tradicional ha marcado cierto debate desde hace semanas, y de hecho hay medios (¡hola!) que se quedan sin copia para análisis hasta el día oficial del lanzamiento (hoy mismo) o la semana que viene. Parece que la tensión entre publishers y prensa escrita va alcanzando niveles de guerra fría, y las compañías han encontrado en algunos famosos YouTubers una dócil herramienta de promoción, novedosa y vibrante, donde los estómagos agradecidos superan en número a los espíritus críticos. {Anait Games}